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Es evidente que los estados de ánimo influyen en cómo comemos y en qué alimento comemos. Tal vez no de la manera que crees, pero influyen. Sabemos que el cuerpo y la mente se afectan entre sí y de esta interacción surgen cosas interesantes.
Si bien existe una relación química entre nosotros y los alimentos, puede suceder que si la persona consume un alimento o bebida que, por ejemplo, le hace bien o la despierta, aún sin tener el ingrediente activo que produce eso, si la persona cree que ese alimento o bebida lo tiene, por lo general siente los efectos. Otro dato curioso son los antojos. Estudios revelaron que los antojos se dan diferente entre mujeres y hombres.
Los hombres creen que los antojos se dan cuando tienen hambre mientras que las mujeres asocian los antojos con un estado de ánimo negativo como el aburrimiento y el estrés, y por lo general ellas experimentan un sentimiento de culpa luego de consumir el alimento o bebida deseada. También sabemos que el comer es uno de los placeres de la vida.
Alimentarnos con la comida que nos gusta hace que liberemos endorfinas y eso nos mejora el ánimo. Pero eso no sólo se da por la composición del alimento sino también por otros factores que son; el hambre que tengamos, las vivencias que hayamos experimentado previamente a ingerir esa comida y las circunstancias en que se consume ese alimento.
Hay que entender lo siguiente, lo que nos hace sentir bien es un alimento apropiado, el momento correcto que lo consumamos y el poder contar con la compañía correcta. El estado de ánimo también afecta al momento de incorporar una dieta a nuestra vida diaria.
Las personas experimentan mucha dificultad si están de mal humor, tristes o están pasando por un momento negativo en lo económico o en lo social. La mente, las emociones, el organismo y la comida se relacionan de diferentes maneras.
El tener control de lo que comemos y el tener información de lo que consumimos, nos da mayor seguridad y por ende nos ayuda a sentirnos y a estar mejor. Hay alimentos que ayudan a desestresarnos y otros lo contrario, ayudan al estrés. Por ejemplo los alimentos ricos en nutrientes nos ayuda a reducir el estrés, mientras que los alimentos “potentes” ayudan al estrés. Estos últimos son los que tienen cafeína, alcohol, alimentos salados, picantes, grasos, con aditivos y conservantes y la margarina son algunos de ellos.
Como ves, nuestra mente pude afectarnos de diferentes maneras y la comida con sus propiedades también puede afectarnos en nuestra mente y también en nuestro organismo. Por eso es fundamental que el cuidado que tengas al momento de cuidar tu peso, sea integral. Debes chequear qué comes, cómo lo comes y estar en conexión contigo para saber cómo te encuentras al momento de comer. Parece complicado, pero haciendo pequeños cambios y acostumbrándote de a poco a diferentes prácticas puedes incorporar fácilmente todo esto a tu vida. Adelgazar y sentirte bien es más sencillo de lo que crees. Recuerda #CuandoSeQuiereSePuede
